Parque Nacional de la isla de Rubondo

El Parque Nacional de la Isla de Rubondo tiene un tamaño de 240 km². Es, junto al Parque Nacional de la Isla Saanane, uno de los dos únicos parques nacionales situados en el lago Victoria, el segundo lago más grande del mundo. Rubondo se convirtió en reserva de caza en 1965, para proporcionar un santuario a los animales. En 1977, Tanzania declaró a Rubondo parque nacional.

En la actualidad, la isla está deshabitada y, por tanto, el 90 % de su superficie sigue siendo bosque. Con nueve islas más pequeñas bajo su protección, Rubondo también protege preciosas zonas de cría de peces.

Fauna

La isla de Rubondo ofrece muchas playas de arena desiertas que limitan directamente con el bosque. Aquí encontrarás antílopes jeroglífico, que se mueven suave y silenciosamente por el laberinto de tamarindos, palmeras e higueras de sicomoro y sitatungas acuáticas, de pelaje desgreñado y con inconfundibles patas palmeadas. También hay tilapias (Oreochromis niloticus), que son el principal alimento de las nutrias de manchas amarillas, que las cazan alrededor de las bahías rocosas de la isla. Otro animal que podrás ver aquí es la perca depredadora del Nilo, de hasta 100 kilos de peso. Es un desafío tentador para los pescadores del Parque Nacional de la Isla de Rubondo.

En el bosque crecen jazmines silvestres y numerosas especies de orquídeas de colores, de las que brota un misterioso popurrí de aromas. También hay praderas abiertas y arboledas de papiros junto al lago. Los animales salvajes autóctonos, como los hipopótamos, los cocodrilos, los monos vervet, las ginetas, los madoquas y las mangostas, comparten su hábitat con los chimpancés, los monos colobos blancos y negros, los elefantes y las jirafas que se han asentado aquí posteriormente.

Un paraíso para los amantes de las aves

Las aves son omnipresentes en la isla y hacen del Parque Nacional de Rubondo un lugar privilegiado para los ornitólogos. A lo largo de los años se han registrado más de 400 especies. Las bandadas de loros grises africanos, que en su día se soltaron en la isla, revolotean con entusiasmo y pían en diferentes tonos. Las garzas, las cigüeñas y las espátulas se reproducen en gran número en las zonas de las orillas pantanosas y miles de aves migratorias euroasiáticas se unen a ellas cada año.